
LOS ALUMNOS DE ALBAÑILERÍA PRACTICAN LA COMPACTACIÓN COMO ELEMENTO DE LA ESTABILIDAD DE LAS INFRAESTRUCTURAS DEL ENTORNO URBANO
La correcta compactación de materiales como gravas, áridos y tierras constituye un proceso fundamental para garantizar la estabilidad y durabilidad de las infraestructuras en entornos urbanos. Este procedimiento, muchas veces pasado por alto, representa la base sobre la que se construyen calles, caminos, parques y todo tipo de superficies destinadas al uso público.
Los alumnos del módulo de Albañilería del programa T´Avalem, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, practican esta técnica como trabajo práctico de sus conocimientos en esta materia impartida en las clases teóricas del curso formativo.
Durante la preparación de terrenos para la urbanización, los suelos naturales y los materiales de relleno deben ser compactados de manera adecuada. Este proceso elimina huecos de aire, aumenta la densidad del material y mejora sus propiedades mecánicas. Como resultado, se consigue una mayor capacidad de carga, se reduce el riesgo de asentamientos diferenciales y se prolonga la vida útil de la obra.
Un suelo bien compactado no solo evita hundimientos o grietas en el pavimento, sino que también favorece el drenaje, mejora la seguridad y aporta eficiencia en el mantenimiento futuro de las infraestructuras urbanas.
La compactación adquiere especial relevancia en proyectos de urbanización que incluyen caminos peatonales, sendas ecológicas y áreas verdes, donde la integración del suelo con la vegetación debe realizarse de forma equilibrada. Gracias a una compactación adecuada, es posible mantener la estabilidad de los caminos sin dañar el entorno natural, creando un equilibrio entre el desarrollo urbano y el respeto al paisaje vegetal.
En este sentido, todos los caminos que conforman el laberinto vegetal de un proyecto urbano han sido previamente compactados con criterios técnicos, garantizando así tanto la seguridad de los usuarios como la preservación del entorno.
La compactación, por lo tanto, no es solo una tarea técnica, sino un requisito esencial para el desarrollo sostenible de las ciudades del futuro.