
EL LABERINTO VEGETAL ECOLÓGICO CONTARÁ CON UNA SEÑALÉTICA DIDÁCTICA Y SOSTENIBLE
El proyecto del laberinto vegetal ecológico diseñado por el programa T´Avalem, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, da un paso más con la creación de una señalética integral que permitirá al público disfrutar de un recorrido educativo y sensorial. El objetivo es que cada visitante pueda descubrir, comprender y valorar la riqueza botánica y agrícola de la zona, desde las especies ornamentales hasta los cultivos de huerta ecológica.
La señalización, actualmente en fase de diseño, incluirá información detallada sobre:
- El suelo y su preparación: se explicará la tierra utilizada, los trabajos realizados para mejorar su fertilidad y el uso exclusivo de fertilizantes ecológicos, siempre bajo criterios de sostenibilidad.
- Los colores y su función: se mostrarán los motivos por los que se han empleado determinadas gamas cromáticas en las distintas especies vegetales, resaltando tanto su valor estético como pedagógico.
- Variedades de plantas y criterios ecológicos: estarán identificadas las diferentes especies cultivadas, desde aromáticas como el tomillo-limón hasta ornamentales como la cineraria plateada o los tagetes. También se señalarán los cítricos (naranjos), los árboles frutales (almendros, granados) y el espacio de huerta ecológica, con productos como berenjena blanca y morada, calabacín, pimiento italiano, pepino o piparras.
- Sostenibilidad y materiales: la señalética estará realizada con materiales respetuosos con el medio ambiente, reforzando el mensaje de respeto a la naturaleza que inspira el proyecto.
De este modo, el recorrido por el laberinto se convertirá no solo en una experiencia lúdica y visual, sino también en una oportunidad para aprender sobre agricultura ecológica, diversidad vegetal y prácticas sostenibles.
La iniciativa busca que cada visitante pueda conectar con la naturaleza, descubrir nuevas especies y comprender el papel fundamental de la biodiversidad y la sostenibilidad en nuestro día a día.
Los alumnos de los Certificados de Agricultura Ecológica han puesto en práctica buena parte de los conocimientos adquiridos en las clases teóricas como la preparación y adecuación del terreno, la instalación del riego y la plantación y la recolección de hortalizas, entre otras materias mientras que los del Certificado de Albañilería han aprendido in situ a encofrar y desencofrar; a cimentar; a compactar gravas de distinta granulometría y a construir mobiliario para un espacio urbano, entre otros.