
EL AULA COMO ESPACIO DE VIDA REAL: EL APRENDIZAJE DE POCENTAJES FOMENTA EL PENSAMIENTO ECONÓMICO Y EL AHORRO RESPONSABLE
En un mundo cada vez más digital, y económicamente complejo, la educación no puede limitarse a la teoría. Por ello, en el programa T´Avalem, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, están integrando las competencias clave. Esta semana se han impartido clases de matemáticas aplicadas a situaciones prácticas que han abordado el uso de porcentajes vinculados a la economía personal y al ahorro, una iniciativa que permite a los estudiantes desarrollar competencias clave para la vida real.
Durante estas sesiones, los alumnos no solo aprenden a calcular descuentos, intereses o subidas de precios, sino que también reflexionan sobre hábitos de consumo responsable, gestión del dinero y la toma de decisiones financieras conscientes.
Los porcentajes ya no son solo números en un examen, sino herramientas para entender el valor del dinero, la inflación, o cómo planificar un presupuesto.
Han podido comprobar cómo los porcentajes forman parte de su vida diaria: en la proporción al mezclar los componentes del mortero en el caso de los alumnos del módulo de Albañilería en los descuentos al planificar las campañas comerciales en el módulo de Comercio o en la proporción en los abonos naturales que se utilizan en la agricultura ecológica.
Por otra parte, han podido analizar cómo los porcentajes les vinculan en todo lo relacionado con la economía: cuando se compren un vehículo, en las hipotecas, en los impuestos, en los ahorros o en la planificación económica familiar. Ha sido apasionante profundizar en la importancia del ahorro desde una edad joven y entender el potencial de interés compuesto, o tener criterios claros a la hora de decidir qué préstamo o hipoteca escoger.
Posiblemente, tener un dominio de los porcentajes aplicados a la economía pueda ser uno de los usos más prácticos durante toda su vida.
Este enfoque fortalece varias competencias clave, como:
- Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología, al aplicar cálculos en contextos reales.
- Competencia en sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor, al planificar gastos, analizar precios y gestionar simulaciones de ahorro.
- Competencia en conciencia y expresión cultural, al relacionar el consumo con valores sociales y medioambientales.
Además, estas actividades promueven el trabajo en equipo, la toma de decisiones y el pensamiento crítico, elementos esenciales para la ciudadanía activa del siglo XXI.
La iniciativa ha tenido una excelente acogida por parte de los alumnos, quienes valoran positivamente que el aprendizaje en el aula tenga una aplicación directa en su día a día.